Aneca no valora cuántos grados de Medicina hay, sino su calidad»

Diario Médico, 26 de abril de 2016 Miguel Ángel Galindo, director de la Aneca asegura que la proliferación de facultades no depende de la Agencia, que se limita a...

Diario Médico, 26 de abril de 2016

Miguel Ángel Galindo, director de la Aneca asegura que la proliferación de facultades no depende de la Agencia, que se limita a evaluar las nuevas titulaciones con «criterios técnicos

Sendas peticiones de Baleares y Canarias para la apertura de nuevas facultades de Medicina, de las que informó la pasada semana Diariomedico.com, han revitalizado la polémica sobre la proliferación de centros en los últimos años. En esta marejada muchos ojos se vuelven al órgano técnico encargado de acreditar los nuevos grados, la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca). Su director, Miguel Ángel Galindo, que apenas lleva un año en el cargo, defiende el «absoluto rigor» de un mecanismo acreditador que «se basa exclusivamente en criterios técnicos».

PREGUNTA. En seis años se ha pasado de 28 a 40 facultades de Medicina. ¿Influye ese dato a la hora de estudiar las solicitudes de nuevos centros?

RESPUESTA. Lo primero que hay que decir es que Aneca no acredita centros, sino programas docentes. Que haya 20, 30 u 80 facultades de Medicina no es competencia de la Agencia, que se limita a valorar la viabilidad de los grados. Aneca no entra en el número de centros, entre otras cosas porque no puede, sino en la calidad de los grados.

P. ¿Cómo es exactamente el proceso que desemboca en la autorización o denegación de un nuevo grado?

R. Hay dos fases principales:la verificación inicial, mediante la que se otorga la autorización para impartir un nuevo grado, y la acreditación propiamente dicha, a la que 6 u 8 años después de haber recibido esa autorización, se somete la universidad para constatar que el grado se imparte en perfectas condiciones. En Medicina, al ser una titulación de 360 créditos desde Bolonia, la acreditación se realiza cada 8 años. En la verificación, la universidad nos envía una memoria con lo que considera que necesita y, en teoría, tiene para impartir el título (cuadro de profesores, instalaciones, infraestructura, dotaciones…). En función de esa información, la Aneca da o no su visto bueno y, si el Consejo de Universidades [formado por el Ministerio de Educación y las 17 autonomías] ratifica ese visto bueno, la universidad puede ofertar el título. La segunda fase, la de acreditación, es un estricto proceso fiscalizador: además de basarnos en la información que el centro nos remite, un panel de expertos hace una visita y comprueba sobre el terreno que durante esos 6 u 8 años la titulación se ha impartido correctamente y que los resultados son buenos.

P. ¿En qué resultados se fijan exactamente?

R. Factores clave como el índice de abandono de la titulación, la tasa de empleabilidad, el grado de satisfacció o insatisfacción que detectemos en las entrevistas con profesores y alumnos… Usted puede haber cumplido con todos los parámetros que recogía la memoria de verificación y no servir de nada. En el programa acredita no nos interesa sólo ver si se ha cumplido o no con el contrato que implica la verificación, sino si el título ha sido útil, y eso nos lo miden esos índices, que son objetivos e idénticos para todas las universidades, independientemente de su antigüedad y raigambre, de si es pública o privada.

  • Galindo: «Entre la verifiación de un grado y su posterior acreditación, ocho años después, puede haber cierta discrecionalidad por parte de la facultad, pero intentamos limitarla»

P. Entre la verificación de un grado de Medicina y esa estricta acreditación de la que habla pasan entonces 8 años. ¿No es mucho tiempo sin hacer un examen sobre el terreno?

R. No son ocho años en sentido estricto, porque hay un programa intermedio, llamado monitor, en el que la universidad está obligada a enviar cada dos años información sobre la evolución de la titulación, y, si las cosas no van conforme a lo que se decía en la memoria inicial de verificación, vamos sacando tarjetas amarillas. Aquí nos basamos también en la información que nos da la universidad, pero hay datos más objetivos: expedientes académicos, tasa de ocupación, información de la web de la universidad… Es verdad que esos ocho años son un lapso de tiempo donde puede haber cierta discrecionalidad por parte de las facultades, pero intentamos limitar al máximo esa discrecionalidad. Por costes y operatividad, no podemos mandar expertos todos los años y tenemos que buscar indicios lo más válidos posibles.

P. ¿Cuántos grados de Medicina han pasado ya por ese proceso acreditador?

R. Grados ninguno. Ha habido alguna acreditación de másteres de Ciencias de la Salud, pero en el caso de los grados, con la implantación de Bolonia, se otorgó una prórroga y ninguno ha pasado aún por el proceso.

P. ¿En qué punto está la verificación del grado de Medicina de Baleares?

R. La universidad nos remitió la memoria de verificación en febrero y ahora está en manos de la comisión correspondiente. En teoría, hay seis meses para emitir un informe. Que el grado se pueda empezar a impartir el próximo curso depende del contenido de ese informe, de posibles mejoras de la memoria, de si la universidad hace o no alegaciones…

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