Diario Médico, 24 de octubre de 2016
Demandan modernizar los programas formativos actuales ya que las diferencias entre estos complican aspectos como la movilidad entre facultades.
Las diferencias entre programas formativos complican la movilidad entre facultades de Medicina y dificultan la definición de estándares de calidad, según los resultados preliminares de un análisis del CEEM sobre los programas de estudios de grado.
Alejandro Callizo, vicepresidente de asuntos formativos, señala que, sólo examinando las variables del peso de las diferentes asignaturas y en qué año se dan, en algunas se dan tantas diferencias que «es complicado convalidarlas entre una facultad y otra. Por ejemplo, la de Histología, que se suele dar en los primeros cursos, puede oscilar entre 4 y 12 créditos según la universidad».
Las materias más tradicionales (como Cardiología y Psiquiatría) suelen tener características más homogéneas, mientras que hay más variabilidad en las de carácter transversal, como Medicina de Familia, Comunicación y Cuidados Paliativos.
Prácticas
Otra diferencia es cuándo se incluyen asignaturas con prácticas clínicas, en las que el alumno se empieza a familiarizar con el sistema: el grueso de las universidades lo hace en 3º de carrera, aunque las más nuevas y las de Cataluña ya las incluyen en el 2º año. Lo preocupante, señala Callizo, es que «todavía hay algunas en las que no se ofrecen hasta 4º ó 5º del grado», aunque a veces en los programas de estudio no se especifica si las asignaturas incluyen o no rotaciones.
«No todos los planes tienen que ser iguales: cada facultad debe autogestionarse en función de sus recursos, y además es positivo que cada una decida poner énfasis en una formación más técnica o más integral, porque eso amplía el abanico de profesionales. Sin embargo, es complicado hacer un análisis global de cómo se está formado a los estudiantes».