Con Salud.es 30 de enero de 2017
Los estudiantes de Medicina denuncian que, pese al coste que supone formar a un médico para el Estado, muchos de ellos tendrán que acabar emigrando en busca de mejores oportunidades laborales.
El examen MIR, cuya prueba de 2017 se celebró este fin de semana, pone punto y seguido a una trayectoria formativa que incluye seis años de carrera y otro de preparación del examen por parte del médico. Para hasta 7.109 de los 13.437 facultativos admitidos para presentarse (aunque no todos lo hacen), sin embargo, esta trayectoria se quedará estancada, puesto que sólo hay 6.328 plazas disponibles.
Y es que, en la actual edición, la ratio de alumnos por plazas ofertadas es la mayor de los últimos cuatro años (hay 2,12 aspirantes por plaza), por lo que no basta con aprobar la prueba (superar la nota de corte), sino que se requiere sacar una mejor nota que en otras ediciones. De hecho, el número de médicos que superan la nota de corte y se quedan sin plazas también está creciendo de forma llamativa en los últimos años.
Desde el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) lamentan que “al Estado le cuesta 250.000 euros formar a un médico” para que, como alertan en una campaña iniciada en las redes sociales bajo el hashtag #FugaDeFonendos, muchos de ellos acabarán marchándose a otros países ante la falta de oportunidades.
Un ejemplo de esta tendencia es el de Amaia Urrizola, una licenciada en Medicina por la Universidad de Navarra que acaba de presentarse a la prueba MIR. A falta de conocer sus resultados, esta aspirante reconoce a Consalud.es que “la semana que viene voy a presentarme al USMLE, una prueba que permite hacer la residencia en Estados Unidos o bien continuar con tu formación en Medicina. Así, si las cosas van mal con el MIR, es una puerta que tienes abierta”, comenta.
Su caso, añade, suele ser generalizado puesto que, lo habitual en el caso de las miles de personas que se quedarán sin plaza MIR es, bien repetir el examen al año siguiente, o bien marcharse al extranjero, en busca de países donde no haya tanta demanda para especializarse. “En países como Alemania no te exigen, por ejemplo, hacer un examen tipo MIR, sino que te contratan en el hospital en función de requisitos profesionales”, explica esta facultativa.
El problema es que, a diferencia de otras titulaciones, tener la especialidad MIR es un requisito prácticamente indispensable para ejercer la Medicina en España, aunque existan alternativas. “Es necesario para trabajar en el Sistema Nacional de Salud. Con la carrera puedes abrir una clínica o trabajar en la medicina privada, sí, pero es muy difícil porque hoy día todo el mundo tiene una especialidad”, añade Urrizola. Esto, en cambio, no ocurre con la Enfermería, donde pese a ser mucho más difícil obtener una plaza de especialista, sólo con la carrera ya es posible trabajar en la sanidad pública y la privada.
INCERTIDUMBRE TRAS LA RESIDENCIA
A todo ello se suma, por su parte, las dificultades para encontrar un empleo estable tras acabar la propia residencia. “Hay mucha incertidumbre, porque después de 5 años nos vamos a ver en la calle. Y que después de 7 años estudiando y cuatro de residencia te quedes en la calle o con contratos temporales no es justo. Por tanto si no hay trabajo, habrá que irse fuera”, explica la profesional, quien se muestra totalmente abierta a marcharse al extranjero en caso de no encontrar buenas condiciones tras el MIR.
De hecho, como también denuncia el CEEM, en 2016 hasta 3.200 médicos pidieron el certificado de idoneidad para irse a trabajar al extranjero. Una fuga de profesionales que, consideran, podría frenarse controlando el incremento de plazas universitarias debido a la apertura de nuevas facultades, y adaptando la oferta del Grado a las necesidades reales del sistema.