Redacción Médica, 21 de marzo de 2017
Una investigación revela que los adjuntos y tutores mejor valorados han apostado por ambos aspectos en las rondas
La práctica es la mejor fórmula para la formación sanitaria. La investigación ‘Attending rounds: What do the all-star teachers do?’ ha buscado determinar y examinar cuáles son las actividades docentes realizadas durante las rondas en los hospitales que reportan los más altos índices de efectividad en la adquisición de conocimientos y competencias. Un estudio que ha puesto de relieve la importancia de la práctica para el aprendizaje dentro de la residencia.
La investigación contó con el apoyo de 56 médicos adjuntos y tutores encargados de la supervisión de 279 MIR. Durante varios días, los observadores acompañaron al equipo de sanitarios durante las rondas y registraron el tipo y la frecuencia de las actividades formativas llevadas a cabo. Con esta información en mano, el siguiente paso fue pedir a los residentes que evaluaran el nivel de satisfacción formativo que percibían de estas rondas.
Los mejores resultados recayeron en los médicos que permitieron a los residentes tener un mayor contacto e interacción directa con el paciente. Al contrario, las barreras que se podían establecer por parte del adjunto o tutor repercutió en unas puntuaciones más bajas por parte de los futuros especialistas. Otro aspecto fundamental fue la frecuencia en la que se realizaron actividades de enseñanza, incluidas las preguntas directas sobre qué consideraban que tenía el paciente o cómo tratarlo.
El estudio agrega que otras áreas fundamentales para la evaluación positiva del docente es permitir que el alumno escoja algunos temas de su interés, así como que exista una relación constante de retroalimentación entre ambos, permitiendo el intercambio no solo de información, sino también abriendo la posibilidad de consultar dudas y transmitir una mayor seguridad al residente.