«Los rectores ven el grado de Medicina con mucho recelo»

Diario Médico, 21 de mayo de 2018 JOSÉ LUIS ÁLVAREZ-SALA, PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA DE DECANOS: Duro y muy desencantado, el presidente de la Conferencia de Decanos cree que los...

Diario Médico, 21 de mayo de 2018

JOSÉ LUIS ÁLVAREZ-SALA, PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA DE DECANOS: Duro y muy desencantado, el presidente de la Conferencia de Decanos cree que los problemas que aquejan al grado de Medicina son una consecuencia directa del desinterés que tienen por la titulación tanto los ministerios de Sanidad y Educación como la Conferencia de Rectores.

Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid UCM), José Luis Álvarez-Sala Walther admite que sus dos años al frente de la Conferencia de Decanos de las Facultades de Medicina le han dejado un «inevitable» poso de pesimismo. En esta entrevista desgrana las razones que justifican ese sentimiento.

PREGUNTA. ¿Qué relación mantienen los decanos de Medicina con la Conferencia de Rectores de la Universidad Española (CRUE)?
RESPUESTA.
 Casi nula. Conferencia de decanos tras conferencia de decanos, hemos invitado al presidente de la CRUE para que conozca de primera mano nuestras dificultades y problemas específicos como titulación. Nunca hemos conseguido que esa invitación se atendiera. La enseñanza de la Medicina, tanto para la CRUE como para cada universidad en particular, se ve como algo ajeno, distante y extraño.

  • «Educación nos respondió literalmente que el ministro no tenía agenda para nosotros en todo el año»

P. Si tuviera que destacar alguno de esos problemas específicos, ¿cuál es el más acuciante?
R.
 En mi universidad en concreto, y creo que en todas, la pérdida de profesorado vinculado. La Complutense, que se puede considerar una universidad privilegiada, ha perdido en los últimos años a casi el 50 por ciento de sus docentes vinculados. Hay facultades en España que sólo tienen un profesor vinculado numerario para materias troncales de la importancia de la Ginecología, la patología médica, quirúrgica… Y esa responsabilidad recae directamente sobre los rectores, que no entienden lo que es la enseñanza médica, sobre todo en el periodo clínico, y la ven con recelo. Puedo aceptar las excepciones que usted quiera, pero ni la CRUE en su conjunto, ni cada rector individualmente la entienden.

P. ¿Por qué ese recelo? ¿Porque es un grado especialmente caro?
R.
 No quisiera entrar en muchas honduras, pero la facultad de Medicina es distinta a todas las demás:el profesor vinculado tiene una dedicación absoluta a sus enfermos y a sus alumnos, y esto, de por sí, ya es llamativo. Pero hay más cosas; por ejemplo, la figura del profesor contratado doctor, que existe en las demás facultades, y de las que se convocan cientos de plazas al año, está vetada para el profesorado clínico; sencillamente, no puede optar a ellas.

P. Y todo ello en una titulación con una demanda de estudiantes creciente cada año…
R.
 Sin duda; con una enorme presión para aumentar constantemente el alumnado. El año pasado, por ejemplo, para las 300 plazas de Medicina de la Complutense se hizo un llamamiento inicial a más de 650 alumnos. Si de todos ellos se matriculan 400, estamos desbordando las previsiones de nuestro cupo. Y ese llamamiento inicial responde a la misma presión social y política que está detrás de la apertura de nuevas facultades de Medicina.

  • «La Conferencia de Política Universitaria es un paseo militar y se aprueba una facultad tras otra»

P. De 28 a 42 en menos de 8 años…
R.
 Y diez más en lista de espera. Somos el tercer país del mundo con mayor número de facultades por millón de habitantes. Y todas ellas, o la mayoría, con la verificación inicial favorable de la Agencia Nacional de Calidad (Aneca), porque la Aneca sólo ve papeles, pero no estima si la apertura de un nuevo centro es pertinente o no considerando el total de los ya existentes, o el número de hospitales universitarios, o las plazas MIR que se ofertan… Esto es un problema de primera magnitud, y para la Conferencia de Decanos es penoso que ni el Ministerio de Sanidad; e insisto, ni el Ministerio de Sanidad, ni el Ministerio de Educación, ni la CRUE lo vean prioritario como para, al menos hablar, con los decanos. En julio de 2017 pedimos una reunión con el ministro de Educación y la respuesta, literal, fue: «En todo el año, el ministro no tiene agenda para ustedes».

P. ¿Cómo puede Educación poner coto a una apertura de nuevas facultades que es competencia de cada comunidad?
R. La competencia es autonómica, pero la decisión última se toma en la Conferencia General de Política Universitaria, y ahí Educación podría oponerse radicalmente y decir que «no»; y alguna comunidad también podría oponerse a lo que pide la de enfrente, pero las autonomías se apoyan entre sí, y nadie dice nada, y la Conferencia de Política Universitaria es un paseo militar, y se aprueba una facultad tras otra…, y todas, insisto, con la verificación inicial favorable de la Aneca.

  • «¿Ve alguien factible que una consejería suspenda una titulación universitaria en su comunidad?»

P. Al margen de esa verificación, las facultades tienen que someterse cada cierto tiempo a una acreditación obligatoria, también por parte de la Aneca. ¿No debería servir esa acreditación para subsanar fallos, e incluso para retirar la docencia a alguna facultad, si se diera el caso?
R.
 En general, la acreditación sirve para comprobar que una facultad tiene y hace todo lo que dice que tiene y hace y, por tanto, debería ser un mecanismo riguroso. Pero aunque la acreditación fuera negativa, no es vinculante: se envía a la consejería correspondiente, y ésta decide lo que debe hacerse. ¿Ve usted factible que alguna consejería decida suspender una titulación que lleva 8 años funcionando en su comunidad? Yo, francamente, lo veo muy difícil, aunque eso es lo que dice la norma.

P. ¿La única solución sería, pues, la existencia de un órgano acreditador independiente, cuyas decisiones fueran vinculantes?
R. 
Eso es. Y único. Un órgano único, en el que participen todas las comunidades que se quiera, pero único, de carácter nacional y rigurosísimo: con visitas periódicas a las facultades e inspecciones en los hospitales. En suma, como se hace en el MIR, donde todos los hospitales son auditados cada tres años por inspectores que se pasan una semana en el hospital y pueden decidir que cierran, momentánea o permanentemente, una unidad docente. Aquí no; aquí partimos de la base, también muy peregrina, de que la denominación de «universitario» a un hospital no se la otorga Educación, sino el Ministerio de Sanidad, que se convierte así en juez y parte. ¿La universidad no tiene nada que decir? Pues parece que no. Y todo esto que le cuento excede con mucho la potencialidad de un decano.

P. A falta de sintonía con la CRUE, ¿cómo es la relación que la Conferencia de Decanos mantiene con el Foro de la Profesión Médica?
R.
 La sintonía y simbiosis con todos sus miembros es absoluta, y el Foro recoge sistemática y minuciosamente todas las aspiraciones de los decanos. Lo que ocurre es que el Foro tiene una capacidad y un eco más que limitados en el Ministerio de Sanidad. Siento ser tan pesimista en todo lo que me plantea, pero, sinceramente, ésta es la sensación que me dejan estos años al frente de la Conferencia de Decanos.

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