El Médico Interactivo, 13 de junio de 2016
• Así lo destacaron, en la mesa profesional del Congreso Nacional de la SEMG, los vicepresidentes de la OMC, Serafín Romero, y de FACME, Fernando Carballo, y el presidente de la SEMG, Antonio Fernández-Pro
• En la mesa, pensada para alejar «mitos y de dudas» que puedan tener los médicos, se muestra la preocupación por el retraso legal en esta materia y porque cuando la han desarrollado comunidades como Andalucía no se está cumpliendo que «quien lidera el proceso de valoración de competencias debe ser la profesión médica»
La reacreditación no es sino «el proceso por el cual la entidad competente asegura, a través de una evaluación periódica, que un profesional (en este caso el médico) previamente certificado mantiene actualizados sus conocimientos y sus habilidades, que ha desarrollado sus aptitudes dentro de ese marco ético adecuado y de forma acorde con el proceso del saber y del hacer propio de su especialidad». En este proceso debe haber un protagonista principal, el médico, que debe estar arropado por sociedades científicas y colegios de médicos; y la Administración tiene «un papel relevante, el de garante y valedora de todo el proceso». Así lo explicó el doctor Benjamín Abarca, expresidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), en la presentación de la mesa profesional del reciente Congreso que la Sociedad celebró en Granada. En la mesa se habló de los «mitos y realidades» que rodean al proceso de reacreditación en España. Porque también se asumió que el médico es «reticente» a este proceso y se debe abordar con prudencia, realizando una labor de pedagogía.
Como añadió el doctor Abarca, son muchas las preguntas que se hacen hoy en día los médicos respecto al proceso de recertificación: ¿Será obligatoria?, ¿cada cuánto tiempo?, ¿es un examen?, ¿qué se valorará?, ¿la realizarán las SSCC? A todas estas preguntas respondieron, con sus ponencias, tres destacados profesionales, representantes de las partes fundamentales del proceso: los vicepresidentes de la OMC (Dr. Serafín Romero), y de FACME (Dr.Fernando Carballo), y el actual presidente de la SEMG, el Dr. Antonio Fernández-Pro. Ellos aclararon dudas: el proceso en España va a ser voluntario; a realizar cada seis años; será un examen «exigente, pero amable, cualquier médico en ejercicio tendrá capacidad para superarlo».
Respecto al papel de los profesionales, representados en este ámbito, de formación y desarrollo profesional continuo, por las sociedades científicas y los colegios profesionales, hay más dudas sobre el papel relevante que debe tener el médico, pues se trata de evaluar conocimientos y capacidades de su profesión. E incidió en la mesa en la «inercia controladora» que siempre tiene la profesión, y en concreto el doctor Romero alertó de que «ya vamos un poco tarde: en las experiencias autonómicas en las que se ha desarrollado este tema, como Andalucía, la profesión no lidera el proceso de valoración de competencias, sino el empleador», dijo.
En todo caso, el doctor Gallardo explicó que en una estrategia «crítica para el funcionamiento de nuestra actividad profesional, la unión profesional es una necesidad absoluta: no basta con firmar contratos o mantener líneas de colaboración, sin que hay que trabajar por una verdadera alianza profesional y por recuperar la credibilidad ante las instituciones sanitarias, potenciando nuestra independencia crítica porque el riesgo es que el regulador y el empleador sean la misma persona. Por ello debemos alinearnos todos, trabajar en lo que aporte en salud, en la línea del Foro de la Profesión Médica: no defender sólo lo nuestro sino compartir, olvidando protagonismos que no nos ayudan», señaló.
Y el doctor Fernández-Pro apuntó que de los actores principales en este proceso (profesionales, Administración reguladora del mismo y corporaciones profesionales, «hoy, ahora, en este país hay una perfecta sintonía entre las corporaciones profesionales (Colegios y SSCC)». Aunque el presidente de la SEMG habló también del «gran esfuerzo» que deben realizar las SSCC, «actores necesarios e imprescindibles», para «definir áreas competenciales, en nuestro caso ya lo estamos haciendo para definir la de Medicina de Familia».
Retraso legal
El doctor Serafín Romero explicó «el porqué» y «el para qué» de la reacreditación, un proceso que (señalaron todos los ponentes) «nadie nos la impone, es la propia profesión la que lo hace». El vicepresidente de la OMC comprendió la confusión existente entre los profesionales en cuestiones distintas aunque destinadas a ir de la mano, como la Validación Periódica de la Colegiación (VPC) de la propia OMC (que sí va a ser obligatoria), el desarrollo profesional continuo o la reacreditación. «El desarrollo profesional es un derecho y un deber, y al lado de esto está nuestra propia deontología, el cumplimiento de compromisos que el propio médico se impone como realizar una atención de calidad y segura para el paciente», dijo.
El doctor Romero se refirió a que la directiva europea de cualificaciones profesionales es la que regula y marca el horizonte de la reacreditación profesional en el continente (aval también para la movilidad de los profesionales) pero que, aunque ya se ha cumplido la fecha para que la trasposición de la directiva a España estuviese realizada, la compleja situación política que vive nuestro país hace que de momento la norma sea solo un borrador.
En España, la VPC de la OMC, que también se debe renovar cada seis años, es la garantía de que los médicos se actualizan periódica y adecuadamente, «con la VPC se renueva la credencial de que se realiza el ejercicio de l profesión médica en las debidas condiciones». Y la VPC, a través de la vía de trabajo conjunto abierta entre la OMC y las SSCC, debe «entrar en unión con la recertificación», que entra en el ámbito competencial de las diversas Sociedades. «Vamos de la mano en este proceso. Y el Estado tiene que compartir con los profesionales todo este desarrollo: los médicos no somos los únicos protagonistas, debe haber un sistema de corregulación que deje de lado los protagonismos individuales para construir de la mano. Los médicos tenemos en común el 90 por ciento de las cosas que hacemos; quién debe validar y quién recertificar está claro», señaló Romero, que alabó el papel del Foro de la Profesión.
Fernando Gallardo habló de la misión de las SSCC de «gestionar el conocimiento necesario para la correcta toma de decisiones en la práctica clínica», Y destacó que «desde FACME estamos encantados del movimiento iniciado por la OMC para sumar esfuerzos» en materia de desarrollo profesional. En opinión del vicepresidente de FACME, las SSCC deben desarrollar el mapa de conocimientos, el catálogo de prestaciones, el de técnicas y el de procedimientos, los procesos, la competencia profesional y el perfil profesional».
Informar al médico
Finalmente, el doctor Fernández-Pro asumió que el médico «no percibe esta información» en materia de reacreditación, «no le llega bien y lo asume como que debe hacer otro examen». El Decreto del Ministerio, añadió, «está aún en fase de borrador, debería haber salido el pasado mes de diciembre y aún no lo ha hecho. Somos actores fundamentales en este proceso y no sé si lo estamos haciendo del todo bien, debemos hacer un enorme esfuerzo para contar la realidad: es un proceso que se impone porque somos una profesión autorregulada: la acreditación no es más que un requerimiento profesional y periódico, es decir, con fecha de caducidad: es una herramienta para mejorar el nivel de competencias de la mayoría de los profesionales».
La reacreditación, añadió Fernández-Pro, es «una excelente oportunidad de adaptación a la realidad social, un compromiso formal de que se tiene capacidad para ejercer. No compromete la independencia del profesional, el empleador debe estar ajeno a la definición de competencias y resistir su habitual inercia de controlar. El presidente de la SEMG destacó que el proceso debe ser «transparente, sostenible (que se pueda pagar), de implementación progresiva, con programos claros y conocidos, voluntario, con un marco legal claro y concreto (no uno por cada CCAA), homogéneo y trascendente, en el sentido de desarrollo profesional; y los profesionales deben estar involucrados en este proceso», dijo.
El borrador del Decreto que va a regular el proceso de reacreditación profesional en España, explicó, contiene estas características: voluntariedad; estar estructurado; carácter periódico; no ser punitivo y asociarse a un programa de mejora; indicadores definidos previamente; y ser asimilable a otros procesos internacionales.