«Es vergonzoso que Educación favorezca más plazas para estudiar Medicina»

Redacción Médica, 16 de enero de 2017 La nueva junta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina se opone al aumento de númerus clausus Creación casi inminente de nuevas...

Redacción Médica, 16 de enero de 2017

La nueva junta del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina se opone al aumento de númerus clausus

Creación casi inminente de nuevas facultades de Medicina. Desde el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) critican que el Consejo General de Política Universitaria se muestre a favor de aprobar un incremento del númerus clausus de la titulación de Ciencias de la Salud, lo que favorecería la creación de las nuevas facultades solicitadas por las Universidades de Deusto, Vic y Canarias, así como dentro de unos años a la de Navarra. Una situación que la presidenta de la representación estudiantil, Marina García, ha tildado de “vergonzosa”.

La nueva legislatura del CEEM, donde también participa el vicepresidente de Asuntos Formativos, Alejandro Callizo, seguirá luchando contra la apertura de nuevas facultades y el equilibrio con las plazas MIR. Sin embargo, no son sus únicas propuestas para lograr un grado de Medicina más moderno, humanizado y práctico.

¿Cuáles son los principales proyectos para esta nueva legislatura?

Marina García: Hemos vivido un proceso muy interesante en los últimos meses entre los estudiantes de Medicina, donde hemos definido y entendido que uno de nuestros mayores motores es la humanización de la Medicina. Un proceso que pasa por entender que hemos de humanizar la experiencia universitaria y la formación médica, siendo la hoja de ruta que seguiremos en este período.

Alejandro Callizo: Cada uno de nuestros grupos internos de trabajo ha desarrollado actividades concretas que pretenden llevar a la facultad las reivindicaciones clásicas del Consejo. En ese sentido, estamos desarrollando las jornadas para que los estudiantes puedan conocer la vida real de los pacientes y sus familiares, así como proyectos que pretenden visibilizar áreas poco comunes o que no se enseñan en el grado, como son la salud pública, la donación de médula ósea y el debate bioético.

Hay un proyecto que, precisamente, se llama ‘cafés bioéticos’, donde los estudiantes pueden, en un entorno de familiaridad, hablar de los dilemas y situaciones a las que se enfrentan durante las prácticas clínicas. Además, participan expertos en diferentes ámbitos, entre los que están médicos, pero también  pacientes y sus familiares, quienes nos enseñan sobre el proceso de la enfermedad y del final de la vida. La humanización de la Medicina no es un mero arreglo estético, sino la mejora de la calidad asistencial y estructural, por lo que requiere de importantes cambios en la financiación y dentro de la estructura universitaria.

También plantean un temario MIR, un sexto año sin asignaturas, listado de acceso único al grado y nuevos criterios al acceso de becas públicas, ¿qué más prevén lograr?

Marina García: Tenemos muchos caballos de batalla, por así decirlo. Al acceder al grado de Medicina nos encontramos con un sistema completamente diversificado, obligando a realizar un peregrinaje nacional que retrasa el ingreso a la titulación. Esto, ya de por sí, es lesivo para el propio estudiante. Posteriormente, pasamos a un grado con sus beneficios, como no se puede obviar, pero con muchísima necesidad de mejora y de transformación en metodología y en el ambiente, siendo tremendamente competitivos.

Alejandro Callizo: Otra de las peticiones es que nos saquen de las aulas, que escapen del Power Point y pretendan entrar en otras dinámicas que aseguren que la asimetría entre la relación profesor-estudiante se disminuya al máximo posible. Esto ayudará a la autonomía del aprendizaje, permitiendo al estudiante desarrollar la competencia en función de sus intereses, apetencias y motivaciones.

Uno de los temas más interesantes es la introducción de nuevas tecnologías en la formación, cuestiones tan simples como abordar un caso clínico con un sistema de votación telemática, permitiendo un ‘feedback’ distinto a la hora de participar en las aulas. A esto se suma el aprendizaje a base de problemas, siendo un término muy interesante. Hay experiencias docentes en España que gozan de muchísima aceptación entre sus alumnos, como ocurre en la Universidad de Girona.

También hay que hacer hincapié en los métodos de evaluación. Además de los exámenes tipo test, existen otras alternativas, como la Evaluación Clínica Objetiva Estructurada (ECOE), cuya aplicación está gozando de mucha aceptación. Es muy difícil encontrar, ahora mismo, una facultad en el país que no tenga por lo menos un ECOE durante el grado.

¿Apoyarían la presencia de la ECOE como mecanismo complementario en el MIR?

Alejandro Callizo: En general, no tendemos a cerrarnos a las innovaciones de estas características, pero es cierto que cualquier introducción de innovaciones y de mejoras, tiene que ser tremendamente garantista. Al menos, hasta ver resultados. En ese sentido, si se quiere hacer, probablemente tenga que establecerse de una manera muy reglada, muy sosegada, en la cual los estudiantes conozcan perfectamente qué es lo que se está preguntando y qué objetivos se pretenden conseguir con la ECOE. Que se mejore, pero siempre de la mano de una pretensión de aplacar miedos e incertidumbres. Sólo de esta manera podremos aspirar a una implementación coherente y sosegada.

¿En qué situación está la apertura de las facultades de Vic y Deusto? ¿Puede ser que se impida su apertura o se puede repetir el caso de Islas Baleares?

Marina García: Es vergonzoso. En el Foro de la Profesión Médica abordamos este tema porque el Consejo General de Política Universitaria parece que tiene la intención de aumentar númerus clausus y de favorecer estas aperturas. También nos parece vergonzoso que no hayamos conseguido trasladar este sentimiento ni esta necesidad de paralizarlo a la sociedad.

El problema no solo está en Deusto y Vic, nos preocupa también la Universidad Pública de Navarra y la Universidad Internacional de Canarias, que además cuenta con un informe desfavorable de la Aneca. Así como otros muchos proyectos que, poquito a poco, van saliendo a la luz, que muchas veces han contado con valoraciones negativas de las propias consejerías y al final vemos que a través de estos órganos acaban siendo apoyados. Entonces, gran incoherencia, falta de planificación y poca sensatez general en el sistema.

Alejandro Callizo: Esta clase de iniciativas, que pretenden aprovecharse de la buena visión de la profesión médica y de la apertura de facultades para conseguir réditos políticos, no está exento de consecuencias. Por lo que vemos una población de medicina que está tremendamente hipertrofiada y plantea dudas a la hora de acceder al examen MIR, precisamente porque el número de estudiantes no se adecua a las necesidades del sistema.

Al final, los númerus clausus deberían de ser por lo menos el gran objetivo a defender por todos, al final son los que permiten que haya un control de estudiantes y evita que el sistema esté hipertrofiado. Sin embargo, parece que nadie los toma excesivamente en cuenta. Hay que tener en cuenta, eso sí, el trabajo de los decanos por reducir en algunos casos los números en algunas facultades. Aunque esto no está siendo suficiente.

¿Está previsto que vuelvan a realizar las becas CEEM para estudiantes de Medicina?

Marina García: Las becas CEEM son un proyecto necesario, probablemente por su importancia para paliar una situación que ya no es que sea vergonzosa, sino que resulta lesiva a nivel estructural.

Solemos hablar de la precarización del sistema sanitario, ahora podemos hablar perfectamente de la precarización de la universidad y del estado en el que la encontramos. Tenemos un aumento de las tasas, de las matrículas, enormes desigualdades entre los precios públicos que pagamos unos estudiantes y otros, y unos baremos que no se adecuan a la especificidad de nuestro grado de Medicina, siendo, para nosotros, excesivamente exigentes.

Ante esa situación, y desde nuestro humilde aporte como organización, junto con la Fundación de Protección Social de la Organización Médica Colegial, volveremos a intentar ofrecer esas 20 becas para 20 estudiantes. Sin embargo, esta no es la solución definitiva, sino que el Ministerio de Educación ponga esfuerzos. Si este país quiere garantizar una universidad garante de equidad, es necesario que invierta en ella, y en esa línea iremos.

¿Qué modificaciones harían a las prácticas clínicas para lograr una mayor efectividad?

Marina García: Probablemente haya que profundizar más en esta cuestión, porque la universidad española tiende a uniformizar al estudiantado, algo que no consideramos positivo. Al contrario, creemos que desde las facultades deberíamos ir seleccionando o preseleccionando los perfiles según aquellas áreas de conocimiento que les atraen a mayor medida, para ir probándolas. Para lograrlo, hay que hacer una inversión clínica precoz, por motivar a los estudiantes, y por supuesto, por motivar al profesorado.

¿Y para mejorar el ‘feedback’ con sus tutores y docentes?

Alejandro Callizo: La implantación de los procesos que se promovían desde el Espacio Europeo de Educación Superior y Bolonia ha aproximado a la facultad de Medicina a la práctica clínica y con más precocidad, lo cual es tremendamente positivo. Sin embargo, los estudiantes siempre esperan con gran motivación su oportunidad de estar con el paciente, pero se genera cierta frustración cuando nos vemos forzados a trabajar en grupos grandes de estudiantes con un único doctor.

Otra cuestión a tener en cuenta es que en cuanto a docencia no podemos pedir lo mismo a un asociado a la universidad, que tenga poquitas horas de docencia, que a un catedrático o a un profesor titular de universidad que se dediquen con más tiempo y con más calma. Es, por ende, el propio sistema el que dificulta que se realicen actividades o relaciones de gran calidad en la docencia y se genere desmotivación directa en el estudiante. Si no podemos establecer una correcta comunicación médico-estudiante o tutor-estudiante, es muy complicado que exista satisfacción por parte del estudiantado.

¿Cómo avanza la realización del directorio online para futuros residentes?, ¿sigue previsto para el 2018?

Alejandro Callizo: El proyecto avanza. Tenemos bastantes respuestas por parte de residentes y resulta muy motivante, ya que aplaca esta sensación de incertidumbre y miedo que genera el hacer el MIR y elegir tanto plaza como centro. En ese sentido, probablemente vamos a poder tenerlo para 2018, para la gente que haga el MIR en ese curso. Al menos, contar con los centros más grandes.

También es cierto, por supuesto, que son los residentes de Atención Primaria los más numerosos y de dónde estamos recibiendo más respuestas. Faltará apuntar un poco a especialidades un poco más satélite y menos conocidas como atención patológica o diagnóstico por la imagen. Estas probablemente sean las que van a costar un poquito más porque también son menos comunes y menos conocidas.

Un estudio internacional indica que el 25 por ciento de los estudiantes de Medicina están deprimidos, ¿creéis que es una tendencia que también se repite en las facultades españolas?

Marina García: Sí, por supuesto. El fondo probablemente es que los estudiantes no nos sentimos cómodos en nuestro proceso formativo y es una pena, es algo que tendríamos que reflexionar de forma profunda. No solo se trata de entrar en sistemas altamente competitivos, sino también en cómo vivimos nuestras prácticas o cómo vivimos nuestra experiencia universitaria, marcados por la falta de acompañamiento.

Tenemos que hacer esfuerzos desde nuestro colectivo. Son muchísimos años los que quedan de una formación que, además, es continua, por lo que necesitamos cambiar el sistema porque evidentemente no estamos moviéndonos dentro de un sistema o de una estructura que nos cuide, aunque se trate de una carrera de cuidados. Es una total contradicción.

Alejandro Callizo: El propio sistema nos hace caer en vicios a los estudiantes. Nos acerca a las ansiedades y los exámenes tremendamente exigentes, lo que provoca cosas como alejarnos de otros ámbitos personales, familiares o hobbies que teníamos y que, al final, también fomenta un desarrollo de la persona.

Con los exámenes en enero, por ejemplo, no existe una aproximación a las fiestas de Navidad y al descanso de la conciliación familiar, porque al final pasamos la semana y media de fiestas estudiando en la biblioteca o lejos de donde nos gustaría estar. Lo mismo ocurre en muchos ámbitos, donde le damos un peso muy importante a la universidad y a salir bien en los exámenes. Al final, es cierto: la Medicina es un amante exigente.

¿Cuáles son las competencias que sumarían al grado de Medicina?

Marina García: Vemos que tenemos algunos déficit. En general, hay desigualdad entre las facultades, pero es repetido que caigamos en un déficit en formación, en habilidades transversales relacionadas con la comunicación, trabajo en equipo, gestión e, incluso, de investigación básica, economía y gestión clínica. También intentamos buscar estas soluciones paliativas cortoplacistas y una de ellas y una además en la que disfrutamos mucho es en nuestras colaboraciones, en este caso, con la Sociedad Española de Cuidados Paliativos.

En relación con los entornos formativos, las facultades de Medicina están excesivamente acostumbradas al hospital centrismo, a la formación, a la práctica exclusivamente en el hospital. Esa es otra de las líneas que probablemente tengamos que seguir desarrollando en la educación médica, entender que los contextos formativos, las realidades sanitarias son muy diversas, y que tenemos también que aprenderlas desde el grado y tenemos que practicar en ellas.

Alejandro Callizo: Tenemos un currículum en el cual el abordaje científico técnico está asegurado de máximos. Tenemos una gran formación en este ámbito. Sin embargo, vemos que otras cuestiones más emocionales, más relacionadas con las cuestiones éticas de medicina, nos patinan un poco. Esto genera además miedo a los propios estudiantes egresados con serias dificultades a la hora de abordar situaciones o contextos complejos en el nivel asistencial. Por eso, defendemos instancias que permiten un poco esta comunicación, este ‘feedback’ con el paciente y adquisición de competencias que nos permitirán luego dar respuestas a situaciones complejas.

Recientemente han realizado alianzas con asociaciones de estudiantes de Medicina en Europa y en Latinoamérica ¿qué beneficio generarán para los alumnos de España?

Alejandro Callizo: Lo inicial es contactar y conocernos mucho, para saber en qué ámbitos somos fuertes cada uno y darnos ese ‘feedback’ que permita enriquecernos mutuamente. La Federación Latinoamericana, por ejemplo, cuenta con trayectoria en un ámbito en el que nosotros históricamente hemos pasado bastante de puntillas, como es la investigación durante el grado.

Asimismo, muchas de nuestras reivindicaciones se enmarcan en el contexto europeo y es muy importante conocerlos, ya no tanto para reivindicarlos conjuntamente, que también, sino precisamente para conocer cuál es el estado de ellas. Al final, son ellos los que ostentan la representatividad a nivel europeo, entonces es muy importante que establezca una buena comunicación entre ambas.

¿Peticiones del CEEM para la nueva Ministra de Sanidad?

Marina García: Empezaremos pidiendo que escuche. Además, que tenga en cuenta en qué momento ha llegado a la sanidad española, maltratada por los sistemas públicos durante los últimos años y no sólo en las etapas de crisis. Siendo una situación que hay que revocar con primor y urgencia. Desde este contexto, hay que comenzar a trabajar.

Seguimos pensando y reafirmándonos en que la troncalidad genera incertidumbres, es un proceso que aún estando avanzado no consigue definir suficientemente el proceso ni la calidad de la formación posgrado y, en ese sentido, es algo en donde no podemos estar cómodos.

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