La Revista de Redacción Médica, 21 de enero de 2017
Los candidatos valoran qué centros se adaptan más a sus intereses para cursar la residencia
Elegir con sabiduría es uno de los grandes retos del MIR. Los candidatos a la formación sanitaria especializada han destinado largos meses de estudio para obtener un número de orden que le permita escoger la especialidad de sus sueños. Siguiendo su vocación o los beneficios de la disciplina (salida, salarios, número de guardias), los futuros residentes escogen la especialidad que mejor se adapte a sus intereses. No obstante, las dudas se multiplican al decidir qué centro es el mejor para la adquisición de las competencias y habilidades que le permitan destacar dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Los nuevos residentes toman en consideración elementos como la cercanía del centro a su hogar, así como la reputación nacional e internacional del hospital, la remuneración que ofrece, el número de guardias y el ambiente de trabajo. Aspectos que, en términos generales, varían según las comunidades autónomas o el tamaño de la institución. De ahí, el clásico debate que divide a los futuros especialistas: ¿se aprende más en un gran hospital nacional con más recursos y casos o en uno más pequeño, donde el contacto es más directo con los pacientes y sus familiares?
Para el decano de la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Antonio Vargas, el tamaño del hospital no afectará en la calidad de la formación de cada uno de los residentes. No obstante, reconoce que la magnitud del centro ofrecerá, según el caso, algunos beneficios y desventajas. En el caso de los grandes hospitales, “los MIR contarán con un mayor acceso a todas las estructuras, permitiéndoles estar en contacto con un mayor número de pacientes y de patologías, lo que favorecerá a su adquisición de competencias”, apunta.
Los centros pequeños también cuentan con sus oportunidades. “Aunque puedan estar en menor contacto con número de pacientes o patologías, los residentes tendrá la opción de asumir un mayor número de responsabilidades que, en otros centros, no lograrían. En este sentido, adquieren una mayor independencia durante su proceso de aprendizaje para convertirse en especialistas”, ha explicado Vargas a LA REVISTA de Redacción Médica. No obstante, descarta el volumen del hospital sea vinculante a otras áreas de la formación, tales como es relación con el tutor.
Aunque es conocida la crítica de los MIR sobre la sensación de abandono por parte de sus supervisores, el decano de la Universidad Autónoma de Madrid recuerda que “tanto en los hospitales grandes como pequeños, los tutores tienen asignados un total de cinco residentes. Indiferentemente de que, en un gran hospital, haya hasta 25 MIR dentro de un mismo servicio”.
De esta manera, explica que “la poca comunicación entre ambos se basa en aspectos personales del tutor, quien individualmente tendrá una mayor o menor disposición a la docencia sin importar la estructura en la que trabaje”.
Tamaño según especialidad
La clave a la hora de escoger hospital es la especialidad que se estudiará el MIR. Así lo considera Carlos Mur de Viu, gerente del Hospital de Fuenlabrada. Según explica, “en el caso de las superespecialidades es mejor escoger un gran hospital, ya que contará con los mejores servicios y un volumen de pacientes superior. Para las especialidades más troncales, se logrará una formación más completa en centros medianos y pequeños”.
Específicamente, afirma que los grandes centros destacan por contar con una trayectoria docente más sólida, así como un mayor volumen asistencial y oportunidades en el sector de la investigación. Sin embargo, esto no quiere decir que no hay ventajas para los MIR que opten para los centros de un tamaño más moderado. “Por ejemplo, habrá un trato más cercano con el resto del personal, contando con la ventaja de formar parte de unas plantillas que, usualmente, son más jóvenes”, apunta.
Otro aspecto fundamental radica en la capacidad de contar con una experiencia más directa. “En todas las especialidades, fundamentalmente las quirúrgicas, los residentes pasarán más horas en contacto directo con los pacientes y tendrán más responsabilidad en las actividades del día a día”. A esto suma que, “si hay algunas carencias, los centros se encargan de subsanarlas a través de los rotatorios externos, lo cual permite contar con un modelo de formación completo”, precisa Mur.
Un buen ambiente laboral
“Se puede debatir si un gran hospital facilita el acceso a más técnicas y pruebas, pero no se trata de un factor decisivo para la formación del residente; al contrario, el ambiente de trabajo sí es un aspecto clave”. Así lo considera Alejandro Callizo, vicepresidente de Asuntos Formativos del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), quien ha asegurado que los aprendizajes serán mejores si el residente se encuentra a gusto en su lugar de trabajo.
Callizo recuerda que “indiferentemente del tamaño del centro, el MIR busca un espacio donde se promueva la participación, con un itinerario formativo y existencia de una gran vocación docente”. De ahí que se fomente “una relación más agradable a través en la que se sientan cómodos para expresar sus dudas y mantener relaciones abiertas con el resto de sus compañeros”. Sin embargo, advierte que resulta difícil saber estos aspectos al momento de elegir plaza.
El vicepresidente del CEEM recomienda, por lo tanto, “intentar hablar con los R1 de los centros para conocer cómo está siendo su experiencia, así como con los R5, quienes ya tendrán una visión más global de la residencia”. No obstante, recuerda que no se trata de una técnica infalible: “Hay que tomar en consideración que aquello que para un MIR es un buen ambiente laboral quizá no lo sea para otro”.
A los ojos del MIR
“El objetivo es combinar aquellos aspectos positivos que ofrecen los hospitales con las características propias de la autonomía y las oportunidades de investigación que estén presentes”, ha recomendado a quienes optarán por una de las plazas ofertadas durante la convocatoria 2016-2017.
La correcta elección de una plaza será determinante para el futuro profesional de cada uno de los residentes. Durante el acto de asignación de plazas, los futuros especialistas tendrán que llevar hecha la tarea, con un ranking personalizado de los centros, ya sean grandes o pequeños, donde aspiran formarse. Un listado que han organizado a partir de sus propios criterios, tales como el prestigio del propio centro, la cercanía geográfica, salidas laborales, el ambiente de trabajo y los salarios que ofrecen. No hay una fórmula mágica para el éxito. Por eso, elegir con sabiduría es uno de los grandes retos del MIR.