Comienza un año activo de lucha para recuperar el terreno perdido

 Si el diálogo con las administraciones públicas y la búsqueda de soluciones a los problemas que arrastran desde hace años los profesionales sanitarios no se activan a corto plazo, el año que acaba de comenzar amenaza con sacar a flote el carácter más combativo de los médicos. 2018 ya se despidió con movilizaciones en Cataluña, Andalucía, Galicia y Castilla y León y las protestas, como ya advirtió el secretario general de la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), Francisco Miralles, hace unas semanas, pueden extenderse al resto de la geografía nacional.

El próximo 7 de febrero los facultativos están llamados a concentrarse a las doce del mediodía ante las puertas de los centros sanitarios y un mes después, como ya adelantó a GM, se repetirá la concentración en Madrid que ya protagonizaron la pasada primavera, ante las puertas del Ministerio de Sanidad y el del Congreso de los Diputados. Si no hay progresos, recordó sin titubeos, “habrá llegado el momento de plantearse una huelga general”. Y es que la paciencia comienza a agotarse para un colectivo que busca respuestas desde demasiado tiempo.

El secretario general de CESM asegura que es preciso escenificar el descontento con las movilizaciones programadas y aseguró que, si no hay respuesta de la Administración, algo tendrán que hacer.

Durante la presentación de la hoja de ruta del Foro de la Profesión Médica de cara a los próximos meses, Miralles también recordó que, hasta la fecha, ni la ministra Carmen Montón ni su sucesora, María Luisa Carcedo, habían recibido a los representantes del Foro, que integra a las principales instituciones que engloban a la profesión médica: Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, Consejo General de Colegios de Médicos, Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, Federación de Asociaciones Científicas Médicas de España y Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud.

Para Serafín Romero, presidente de la OMC, lo más urgente es recuperar el gasto en sanidad. “Sin eso no se entiende lo demás”, añade. El objetivo, en su opinión, debe ser alcanzar el siete por ciento sobre el producto interior bruto (PIB) de manera inmediata, frente al 5,8 por ciento actual. No obstante, Romero admite que es una misión difícil en un contexto presupuestario como el actual, pero que los médicos lo van a defender. “Tenemos una referencia como país europeo, siempre hemos estado en la media y el objetivo debe ser recuperarla lo antes posible”, sentenció.

Para los estudiantes, es fundamental que la situación mejore a corto y largo plazo. “Es insostenible para los profesionales y también para los ciudadanos”, expuso Laura Martínez, presidenta de CEEM. Según su visión, una parte importante pasa por detener la apertura de nuevas facultades, una demanda, aclaró, que no obedece a intereses personales, sino que están fundamentados en el documento de demografía médica que maneja presentado hace unos meses.

“Se están formando estudiantes que van a terminar sus estudios y no podrán acabar su formación, no podrán trabajar en el Sistema Nacional de Salud y tampoco en otros ámbitos privados. No podemos continuar formando estudiantes sin aumentar las plazas de formación MIR”, sentenció. Martínez añadió que abrir una facultad de Medicina donde hay otra supone repartir recursos y afecta a los propios estudiantes. “Es un despilfarro de recursos económicos y hay que pararse a pensar”, indicó.

En la misma línea, José Pablo Lara, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, manifestó que estamos en un exceso de producción de profesionales que el sistema sanitario no es capaz de absorber. Según sus palabras, las facultades, como el propio sistema sanitario, demandan recursos humanos y materiales. “Tenemos más profesionales de los que podríamos formar como nos gustaría”, indicó. Además, subrayó que en los próximos años se jubilarán la mitad de los profesores de las áreas clínicas: “No hay empresa que pueda soportar eso, hay un problema de renovación enorme”, afirmó.

En su opinión, el argumento para abrir nuevas facultades no puede ser la demanda social. Debe ser sanitario, defendió, y contemplar el continuum formativo desde las facultades hasta el ejercicio profesional.