Redacción Médica, 18 de octubre de 2016
El borrador cuenta con 152 competencias distribuidas en 18 áreas específicas y cinco instrumentos de evaluación
El tronco médico establece la adquisición de competencias en áreas específicas como, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares; endocrinas; renales y de vías urinarias; del aparato digestivo;infecciosas; del aparato osteoarticular y conectivopatías; del sistema nervioso; otorrinolaringológicas;oculares; de la piel; de la sangre y órganos hematopoyéticos; respiratorias; y alérgicas. A las que se suman otros conocimientos que están vinculados a pacientes oncológicos, con trastornos mentales, síndrome geriátrico, al final de la vida, y en estado crítico y con patología urgente.
En el programa se suman, además, 12 competencias relacionadas con habilidades y los procedimientos básicos para obtener la especialización sanitaria. En concreto, se tratan de capacidades en la realización de asepsia de la piel; infiltrar un anestésico local; poner una vía venosa periférica y controlar una vía central instaurada; hacer una punción arterial; toracocentesis;paracentesis y punción lumbar. Así como colocar sonda vesical y nasogástrica o realizar un fondo de ojo, entre otras.
Evaluación troncal
Para garantizar que los residentes adquieran las 152 competencias básicas del tronco médico, la Comisión Delegada de Tronco Médico ha establecido cinco instrumentos de evaluación: exámenes escritos (presente en todas las áreas específicas), observación (presente en todas las áreas específicas y en las habilidades y procedimientos técnicos), audit (para medir la adquisición de conocimiento en 10 competencias), evaluación 360º y mediante el portafolio (aplicable a 90 de las 152 competencias).
En cuanto a la evaluación mediante el portafolio hay dos aspectos clave. La primera es que, a lo largo del período formativo, se realizarán al menos seis “autoreflexiones” de las competencias que se medirán con esta herramienta. La otra, que los conocimientos en los que se dará un mayor énfasis son: evaluar la gravedad del paciente mediante la monitorización básica (60 casos), y diagnosticar e iniciar el tratamiento de la diabetes mellitus y sus complicaciones (40 casos).
Algunas de las habilidades podrán ser adquiridas mediante simulación, tales como el colocar una vía venosa periférica y controlar una vía central instaurada; la punción arterial; o la artrocentesis, aunque esta última también podrá contar con cinco casos de contexto real.